“El banquero ciego”
El banquero ciego es la
adaptación libre de Los
bailarines, El signo de los cuatro, y El valle del terror.
El segundo episodio de la
primera temporada de la serie inicia en el Museo Nacional de Antigüedades con
una ceremonia de té impartida por una experta en cerámica, la cual al haber
concluido sus labores en el museo ve algo que la asusta y desaparece.
Posteriormente, tras
intentar hacer las compras y perderse de una buena pelea de parte de su
compañero de piso: Sherlock Holmes, John Watson regresa a su departamento sin
darse cuenta de lo ocurrido en su ausencia y con las manos vacías.
Lamentablemente resolver casos es viable económicamente, hablando para Sherlock
más no para John, quien luego de hacer las compras con el dinero de su
compañero y de ver sus cuentas por pagar, decide buscar un empleo, mientras que
Holmes decide ir al banco. Lo que Watson no sabe es que él se refiere a una
casa financiera internacional, dónde nuestro detective se encuentra con un
antiguo compañero universitario, Sebastian Wilkes (Bertie Carvel), quién le
ofrece una buena suma de dinero a cambio de su ayuda, ya que alguien entró y
salió del edificio en menos de un minuto. El intruso no se llevó nada, al
contrario, dejó un mensaje: unos extraños símbolos pintados en el retrato del
banquero. Si bien Holmes no comprende el significado de estos símbolos
enigmáticos, su intelecto y sus habilidades de observación lo llevan al
destinatario de dicho mensaje, Edward Van Coon, del Departamento de Hong-Kong.
Luego de engañar a una
vecina para que lo deje entrar y usar su balcón, el detective entra al departamento
de Van Coon y lo encuentra muerto sobre la cama. Un aparente suicidio desde el
punto de vista del Detective Inspector Dimmock (Paul Chequer) a cargo del caso
pero no para Sherlock. Simples detalles como dejar la pluma y el papel al lado
izquierdo del teléfono, usar el enchufe izquierdo, o dejar la taza para el café
hacia ese lado, más el hecho de que el impacto de la bala fuese en el lado
derecho de la cabeza, le indican al detective que no fue suicidio, sino un
asesinato. Tal conclusión no puede esperar y el dúo detectivesco irrumpe en una
reunión para informar a Sebastian lo ocurrido pero para él y su jefe fue un
suicidio. Mientras tanto vemos a un hombre correr como si la muerte lo
persiguiera, llega a casa y se encierra temiendo lo peor.
En el museo uno de los
trabajadores es enviado a un trabajo especial ya que la especialista en
cerámica Soo Lin Yao (Gemma Chan) ha renunciado, hecho extraño que lleva al
joven a casa de Soo Lin Yao, pero sin respuesta de ella el joven deja un
mensaje escrito en papel y se marcha.
En lo que John obtiene un
empleo como médico sustituto, Sherlock espera a que le pase una pluma y vea la
pantalla de la computadora que muestra una noticia, así como la fotografía de
nuestro temeroso hombre, cuyo nombre es Brian Lukis (Howard Coggins) un
periodista independiente hallado muerto en las mismas condiciones que Van Coon.
Estas circunstancias llevan a este par junto con el Detective Inspector Dimmock
a revisar el apartamento de Lukis. Cinco minutos bastan para que el detective
concluya la forma en que el asesino trabaja: escala el edificio y entra
sigilosamente a través de alguna ventana. Podría decirse que los detalles son
la especialidad de Holmes, ya que un libro los lleva a él y a Watson a la
Biblioteca de West Kingston dónde encuentran otro mensaje. Créanlo o no, el
gran Sherlock Holmes precisa de ayuda de vez en cuando, es aquí donde Raz (Jack
Bence) un grafitero conocido del detective acepta la tarea de recabar
información acerca de los símbolos.
Holmes y Watson se separan
para buscar pistas que pudiesen haber dejado las víctimas. Holmes, por su
parte, va a ver a la secretaria de Van Coon y Watson se dirige a Scotland Yard
por la agenda de Lukis, coincidiendo ambos más tarde en un mismo lugar: la
tienda oriental “The Lucky Cat”. Al entrar y rechazar un gato de la suerte,
John da con unos símbolos similares a los del mensaje, y Holmes afirma que se
trata de un antiguo sistema numérico chino: Hang-Shou. ¿Pero que tienen las
víctimas en común y por qué han sido asesinadas? El detective y su compañero
explican: Edward Van Coon, un hombre de negocios viajando frecuentemente a Asia
y Brian Lukis, un periodista escribiendo sobre China; los dos contrabandeaban
cosas y las dejaban en “The Lucky Cat”, pero uno de ellos robó mercancía, y al
no saber quién, mataron a ambos. Nada se le escapa a Sherlock, ni siquiera un
directorio olvidado frente al apartamento de un desconocido, y nada lo detiene
si se trata de investigar. Al entrar por la ventana del apartamento de
Soo Lin Yao e indagar es atacado, pero no se preocupen, sale ileso y con una
pista de la desaparecida joven: un mensaje escrito en un sobre del Museo
Nacional de Antigüedades.
La suerte está del lado
del par, pues al interrogar a Andy (Al Weaver), el joven ex-compañero de Soo
Lin, encuentran otro mensaje dejado por el asesino en una estatua. Raz les
muestra que hay mensajes escritos en la ciudad y John Watson encuentra el mensaje
principal, pero como nada es tan fácil en esta vida, descubren que para
descifrar el código necesitan de la experta en cerámica, quien se encuentra
oculta en el museo. Ella coopera con Holmes y Watson, hablándoles acerca de “El
Loto Negro”, una banda criminal de la que una vez fue miembro y a la que
pertenecen las anteriores víctimas, al igual que el hermano de Yao.
Tristemente, Soo Lin es encontrada y tiene el mismo final que las anteriores
víctimas. Su vida no fue en vano ya que les dice a nuestros protagonistas la
forma de descifrar el mensaje: un libro. ¿Pero cuál? Después de pasar en vela
toda la noche y parte de la mañana trabajando en ello, provocando que Watson se
quede dormido en su nuevo empleo al día siguiente, pillan que ninguno de los
libros de los difuntos es el correcto.
John y su jefa Sarah
Sawyer (Zoe Telford) salen en una cita al circo, propuesta que proviene de
Sherlock, quien se les une más tarde para tratar de atrapar al asesino
supuestamente escondido entre los acróbatas del acto circense. La música suena,
el acto inicia, y mientras los espectadores disfrutan del show, Sherlock
investiga tras bastidores y es atacado nuevamente pero es rescatado gracias a
John y a Sarah. Los tres, luego de pasar a ver a Dimmock, regresan al 221B de la
calle Baker, Sarah le comenta a Sherlock que parte del mensaje ya había sido
traducido haciendo que el detective consultor salga a paso veloz rumbo al
museo, viendo posible encontrar allí el libro o alguna otra pista dejada por
Soo Lin. En su camino tropieza con un par de turistas que llevan una guía de
Londres, Holmes recuerda haber visto el libro en los departamentos de las tres
víctimas, entonces, tras quitarles el libro a los turistas comienza a
transcribir el mensaje, él cuál termina siendo: “Nueve millones por el pasador
de jade. Guarida del Dragón Negro, tranvía”. Mientras tanto, el timbre de la
puerta suena y John baja a abrir sólo para ser golpeado y secuestrado junto con
su jefa; Sherlock regresa solamente para contemplar el mismo mensaje pintado en
las ventanas, cuyo significado es “Hombre muerto”.
Los villanos creen que
John es Sherlock e intentan forzarle a revelar dónde está el tesoro perdido que
buscan. Sarah, amordazada y atada, es partícipe del acto de escapismo chino;
puesta frente a una ballesta tiene pocos minutos para ser salvada. El detective
llega a tiempo para salvar a sus amigos, pero mientras Holmes lucha contra uno
de los integrantes de la banda y contra el tiempo, la jefa Shan, escapa.
¿Y qué sucedió con el
tesoro? Mientras John cobra el resto del dinero a Sebastian, Sherlock habla con
la secretaria de Van Coon haciéndonos ver que entre ellos (Edward y su
secretaria) había algo más que trabajo debido a la marca de crema de la dama,
misma marca que el jabón de manos de Eddie. La horquilla de jade terminó siendo
un regalo del hombre de negocios para su amante, sin saber ambos, su valor
real.
Para finalizar este
interesante episodio se muestra a la jefa Shan pidiendo perdón a su superior,
identificado como “M”. Luego, con el punto rojo característico de un
francotirador sobre la frente, la toma es oscurecida, dejándonos escuchar el
disparo silencioso que termina con la vida de Shan.
Eleni Adler.
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